Los fines de semana, cuando llega el buen tiempo, Nueva York se llena de mercadillos. El tráfico se corta en tramos de las principales avenidas y en las calles se pueden encontrar puestos de frutas, de batidos, de crepes, o de venta de todo tipo de artículos. Choca mucho encontrar estos mercadillos, más propios de un pueblecito mediterráneo, en mitad de la Sexta Avenida o de la Tercera. Pero da un toque muy agradable a la ciudad, al hacerla más cercana y humana.