Los restaurantes o sitios de comida de Nueva York que formen parte de cadenas, y tengan más de 15 en todo Estados Unidos, como Starbucks, McDonalds, Friday’s, tienen obligación desde hace unas semanas de publicar la lista de calorías de todos los alimentos vendidos en los establecimientos.
La asociación de restauradores ha intentando negarse a hacerlo, recurriendo ante los tribunales, pero la justicia ha dado la razón a la ciudad de Nueva York. El resultado es que ahora al tomarse un capuchino en Starbucks el cliente comprueba que tiene 90 calorías, pero que el inocente bollo de platano que tomaba cada mañana tiene ¡¡480 calorías!!
Igualmente, las hamburguesas de las grandes cadenas muestran que cuentan con 1.000 calorías y así sucesivamente. Los efectos no están claros, pero seguramente conseguirán que las ventas bajen y que los establecimientos se preocupen de buscar alternativas más sanas.
Hay por supuesto defensores y detractores de que la Administración se inmiscuya en lo que hacen las empresas privadas. La polémica esta servida, pero sin duda mucha gente agradece esta transparencia. No es el caso de la prohibición, por ejemplo la de no dejar fumar en establecimientos, simplemente es la máxima información: el consumidor ahora sabe que si se toma un pastel de manzana en Starbucks, sumará la cuarta o quinta parte de las calorías recomendadas para todo el día por los médicos.
Sería muy bueno que tanto la Administración como las empresas, haciendo uso de su responsabilidad corporativa, abogaran por esta transparencia.