Nueva York, a diferencia de lo que muchos piensan, es una ciudad que ofrece enormes posibilidades para los niños.
En todos los barrios se pueden encontrar parques infantiles bien equipados (incluyen columpios portabebés para los más pequeños, y casi siempre aseos), cerrados, y casi siempre, reglados. En algunos, cómo el situado en Madison Square Park, se prohibe expresamente entrar sin la compañía de un niño.
Se diferencian de los españoles en que están, desde hace años, cubiertos en su mayor parte de planchas de goma que mitigan los golpes en caso de caída. También, en que poseen surtidores de agua, permanentemente abiertos en verano, dónde los niños se refrescan en traje de baño. La imagen me ha traído siempre a la memoria las típicas escenas de barrio neoyorquino en blanco y negro, dónde un grupo de niños juega bajo el chorro de agua de una boca de incendios.
Si viajáis acompañados de niños, no dejéis de visitar alguno de los múltiples parques infantiles, playgrounds, que seguro os encontraréis en vuestros paseos.